A un año del genocidio en Palestina
El 7 de octubre marca un conteo sobre el sufrimiento, dolor, desesperanza y muerte, la cuenta de 365 días en los que el pueblo palestino ha sentido la extrema agudización de la opresión que ya tiene décadas. Es un año en que la violencia también golpeó a civiles israelíes como respuesta a una brutal y sistemática política de ocupación, desplazamiento, opresión y exterminio del pueblo palestino. El 7 de octubre del año 2024 evidencia la indiferencia de muchos ante la tragedia humana que se vive en la franja de Gaza.
La supuesta burla a la tan afamada agencia de inteligencia exterior de Israel, el Mossad, que permitió que combatientes de la resistencia palestina agrupados en Hamas atacaran territorio (ilegalmente ocupado) de Israel, lejos de provocar evaluaciones y explicaciones públicas por esa instancia o por el ahora criminal de guerra Benjamín Netanyahu, sirvió para ser la excusa perfecta para desatar el mayor genocidio desde la Segunda Guerra Mundial.
En un año hemos presenciado el infierno en la Tierra, en la llamada Franja de Gaza. Todo tipo de destrucción y muerte de la población civil, desde cráneos de bebés destrozados, mujeres mutiladas, ancianos calcinados y hospitales bombardeados, han sucedido en ese pequeño territorio palestino y ante la más absoluta complicidad de los gobiernos que conforman la OTAN y de la gran dictadura mediática que rige el mundo.
Poco se dice de la denominada Unidad Fantasma, responsable de múltiples asesinatos de palestinos (la integran francotiradores mercenarios); poco se informa de la violación sexual de prisioneros palestinos por parte de los carceleros israelíes; poco se comunica del hambre y las enfermedades como armas de guerra, que provocan tantas víctimas como las bombas; muy poco se dice del uso de fosforó blanco, un arma prohibida por el aberrante dolor que provoca, ya que las quemaduras de este químico no se pueden apagar, llegando hasta los huesos; casi nada se dice de la mayor cantidad de feminicidios de la historia reciente, sufrido por miles y miles de niñas, señoritas, madres de familias, abuelas, todas despedazadas por las bombas o aplastadas por las edificaciones que les caen encima. Nada se condena por parte de los poderosos, que incluso se atreven cínicamente de mostrar al criminal como la víctima.
Hemos visto en un año como los gobiernos israelíes han logrado sembrar en una buena parte de su población un odio irracional hacia los palestinos, eso podría explicar los “cruceros” organizados para que los sionistas vayan a ver la devastación que han hecho en Gaza, que vayan a “deleitarse” con la destrucción que le han propiciado al “enemigo”. Odio y más odio, sed de muerte y de dolor son los valores más fomentados por los señores de la guerra, los que venden las armas para saciar esa maligna sed.
El estado de Israel está probando al mundo, está probando hasta dónde pueden llegar sus cómplices, hasta donde se tolerará su macabro accionar, y lleva ya un año comprobando que puede salir impune de sus crímenes, porque la mayoría de los gobiernos de los países poderosos se lo permiten. Sin embargo, los pueblos están hablando, y día a día son más las personas honestas que condenan el accionar del Estado genocida, son más las personas solidarias que alzan su voz para que pare esta barbarie, somos cada vez más los que pedimos una Palestina Libre.
Schafik Hándal se sentía orgulloso de su origen palestino, acompañó toda su vida la causa palestina y nos enseñó a todos nosotros, sus hermanos salvadoreños, que no podemos ni debemos ser insensibles al dolor de los pueblos. El pueblo salvadoreño en la década de los 70s y 80s también sufrió el dolor y la muerte propiciada por los genocidas e imperialistas, hoy más que nunca no podemos olvidar nuestra historia y debemos elevar con firmeza nuestra voz solidaria con el pueblo palestino, que su dolor no nos sea indiferente.