INFORME SEMANAL DE LA COYUNTURA

Semana del 16 al 22 de septiembre de 2024

Analizar la coyuntura es reflexionar la situación actual sobre el enfrentamiento entre las fuerzas, estrategias y acciones de los dominadores versus las fuerzas, estrategias y acciones de los dominados, a partir de los aspectos económicos, políticos, culturales y sociales de una porción de la realidad mundial, regional y nacional. La finalidad es analizar la correlación de fuerzas de las clases sociales y la lucha de clases, en aras de construir estrategias y tácticas de lucha política y social orientadas a transformar la realidad.

¿Qué ocurre en el mundo?

La política guerrerista de Israel en el Medio Oriente sólo es posible gracias al respaldo de Estados Unidos, con quien comparte conducta y poderosos intereses económicos del capital judío sionista. Para la Casa Blanca, el gobierno de Benjamín Netanyahu es el agresivo y abusador gendarme que necesita para controlar la región a través de la desestabilización de los gobiernos, pueblos y etnias que comparten historias, identidades, intereses geopolíticos y culturas. Ante la mirada atónita del mundo y la incapacidad de la ONU, el gobierno sionista de Netanyahu ataca, masacra y extermina al pueblo palestino para ocupar su territorio.

El próximo 7 de octubre se cumple un año de la última agresión iniciada contra la población palestina en la Franja de Gaza, que ya ha costado la vida de más de 41 mil personas, mayoritariamente mujeres y niños, así como miles de heridos, desplazados y afectados. Contrario a lo que la propaganda oficial intenta hacer creer al mundo, lo que Israel hace es un genocidio, una masacre y exterminio étnico de Palestina para borrarlos de la faz de la tierra y ocupar los territorios que históricamente este pobló. Netanyahu, en lugar de establecer un cese al fuego y negociar el canje de rehenes israelíes bajo control de la resistencia palestina en la Franja de Gaza, intensifica sus ataques contra este territorio, lo que demuestra el desprecio del gobierno sionista incluso por sus mismos ciudadanos. Lo cual no ha dejado de generar fuertes protestas por ciudadanos israelíes en las calles del hebreo país, exigiendo que el gobierno de Netanyahu haga más esfuerzos por alcanzar una negociación para su liberación.

El último capítulo del guerrerismo de Israel fue contra miembros de Hezbolá en el sur de Líbano, con quien comparte su frontera. El ataque ocurrió a partir de la explosión de localizadores (beepers) cargados con material altamente explosivo de tecnología indetectable, que se activó tras recibir un mensaje por la tarde del 17 de septiembre y sucedieron en regiones civiles, no en campos de guerra, lo que se considera más como crímenes. La respuesta de Hezbolá asentados al sur del Líbano no se hizo esperar entre la noche de este sábado y la madrugada de este domingo, cuando atacaron con misiles algunas posiciones en territorio de Israel. Al mismo tiempo, Netanyahu y las fuerzas armadas de Israel han atacado la mañana de este lunes el sur, el este y el norte del Líbano, causando graves daños a la población de dicho país.

Por otra parte, Rusia golpeó duramente al ejército de Ucrania con la destrucción de un buque cargado con misiles y municiones proveídos por Occidente, así como de dos depósitos de artillería y misiles ucranianos. Además, informaron que el total de posiciones militares ucranianas alcanzadas fueron de 153. Una noche antes, informó el Ministerio de Defensa ruso la destrucción de un complejo militar industrial ucraniano dedicado al suministro energético, talleres para la fabricación de vehículos aéreos no tripulados y emplazamientos de la Fuerza Aérea Ucraniana.

En medio de todo este contexto mundial de violencia, guerra y destrucción, se desarrolla la 79.º Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, EE.UU., evento en el que se han escuchado condenas contra el genocidio en Palestina, preocupación por una escalada regional que lleve una gran guerra en Asia central por los ataques al Líbano y también para desviar la atención por parte de los presidentes que responden a la industria armamentística mundial. Son presidentes del sur global los que están mostrando una actitud digna de señalar causas y proponer alternativas a los grandes problemas globales.

Además, ante la incapacidad de resolver los conflictos mundiales y el guerrerismo imperialista, muchos líderes e intelectuales mundiales cuestionan la naturaleza y esquema de la ONU, complaciente a los intereses económicos y geopolíticos de EE. UU. y la OTAN,  y negligente ante la masacre de Israel contra el pueblo palestino, libanés e iraquí.

¿Qué pasa en Nuestra América?

Las estrategias y planes de Estados Unidos y el Pentágono junto a las oligarquías locales por reconquistar Latinoamérica ha sumergido a la región en una peligrosa inestabilidad. El ataque permanente a los gobiernos progresistas y de izquierda toman cada día mayor auge bajo distintas formas, como son la guerra jurídica, la guerra mediática, la guerra parlamentaria, el sabotaje económico, los golpes blandos y… los Golpes de Estado, a los cuales se les cataloga “de nuevo tipo”. Paradójicamente a lo que muchas personas creían, los Golpes de Estado, pero con una ligera variación, siguen siendo utilizados contra aquellas fuerzas políticas y sociales de izquierda y progresistas que ocupan el gobierno nacional en el continente americano.

Desde 2009, cuando el presidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, fue depuesto de su mandato constitucional, el Golpe de Estado, esta vez “de nuevo tipo”, volvió a ser parte del repertorio utilizado por la derecha para expulsar a la izquierda y el progresismo del gobierno. En adelante, se sucedieron otros sendos Golpes de Estado en la región combinados con otras formas de ataque y desestabilización: Fernando Lugo en Paraguay (2012), Dilma Rousseff en Brasil (2016), Evo Morales en Bolivia (2019), y Pedro Castillo (2022); además, otros ataques organizados por la derecha y las fuerzas imperialistas, en Venezuela con las “guarimbas” y “los tranques” en Nicaragua, para mencionar los más representativos.

Así, actualmente se ciernen sobre algunos gobiernos de izquierda y progresistas de América Latina nuevamente la amenaza de Golpe de Estado, para lo cual trabajan combinando otras formas de desestabilización: guerra jurídica, guerra parlamentaria y guerra mediática. Estamos hablando de planes y estrategias contra los gobiernos de: Gustavo Petro, en Colombia; de Luis Arce, en Bolivia; y contra el de Xiomara Castro, en Honduras. Contra dos de estas fuerzas políticas sería su segundo Golpe de Estado sufrido, mientras el otro sufre el paramilitarismo de una derecha cavernícola.

En el caso de Colombia, el presidente Gustavo Petro denunció los intentos golpistas por parte del Consejo Nacional Electoral de ese país bajo supuestos argumentos de sospecha por el financiamiento de su campaña electoral. Tal acción solo puede ser parte de un plan de desestabilización contra Petro y su gobierno, que días antes enfrentó un paro camionero por el incremento del precio de los combustibles. Esto no es más que parte de planes de desestabilización formulados por los sectores más siniestros del poder en Estados Unidos, y ejecutados por la derecha colombiana, que seguirá incrementando junto con la guerra mediática y la probable guerra parlamentaria. Tal es el guión seguido para para asestar un Golpe de Estado “de nuevo tipo” que los centros de poder imperialista han diseñado para combatir a los gobiernos de izquierda o progresista, por mucho que estos se porten bien y respeten la institucionalidad burguesa.

Por su parte, en Bolivia también se conjugan las acciones de desestabilización imperialista de la guerra jurídica, la guerra mediática, la guerra parlamentaria y el sabotaje económico, pero con un factor superlativo: la división de la izquierda boliviana entre los partidarios de la candidatura presidencial de Evo Morales y la del actual presidente Luis Arce, exacerbada a un nivel alarmante tras la negativa al diálogo y las exigencias de renuncia de los actuales presidente y vicepresidente por la marcha que inició el pasado 17 de septiembre y que concluyó este lunes en las afueras de La Paz con un mitin que dejó varios heridos.

Si el fallido golpe de Estado promovido por el general Zúñiga hace unos meses hubiera sido previsto para este momento en que se incrementa la división y el enfrentamiento entre los dos líderes del MAS, la derecha y el imperialismo tendrían la oportunidad de oro para recuperar el control sobre el poder político boliviano y los bienes naturales del sudamericano país. ¿Acaso ya se desvaneció el trágico recuerdo de los crímenes cometidos en 2019 con la instalación de la dictadura de Jeanine Áñez? Es lamentable la inexistencia de la capacidad de diálogo y debate entre las dos partes con el proceso de cambio en verdadero peligro. Reafirmamos el llamado a la cordura y al debate, a dejar de lado las posturas unipersonales y soberbias, y se antepongan los intereses supremos en beneficio del pueblo.

Y el tercer caso de posible golpe de Estado es contra el gobierno de la presidenta Xiomara Castro, de Honduras, quien en enero de 2022 tomó posesión. Desde el inició se ha enfrentado con acciones de desestabilización por parte de una derecha retrógrada, corrupta y ligada al narcotráfico, quienes pretenden, por asesoramiento de las fuerzas imperialistas, de interrumpir que la mandataria termine su período para el cual fue legítimamente electa.

En el caso de la intentona golpista contra Xiomara Castro a la fórmula añeja del golpe de Estado clásico asestado por militares (incitados y asesorados por el Comando Sur y la general Laura Richardson) se suman la guerra mediática, jurídica y parlamentaria para desestabilizar y deponer al gobierno constitucional del partido Libre y sus aliados populares. La decisión de establecer un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, iniciando con el acuerdo de cosecha temprana en febrero de este año, ha sido audaz por parte del gobierno de izquierda hondureño. La sóla presencia de China en la región ya significa para EE. UU. una amenaza para su erosionada hegemonía.

Sin embargo, estas acciones desestabilizadoras alcanzan mayor efecto en la medida en que los adversarios aprovechan las debilidades de los gobiernos de izquierdas y progresistas, como es el caso que enfrenta la presidenta Xiomara Castro por la filtración de las conversaciones en 2013 con narcotraficantes por parte del diputado y secretario del Congreso hondureño, así como cuñado de la presidenta, Carlos Zelaya, que renunció a su cargo y se someterá a las órdenes del Ministerio Público. Asimismo, renunció el ministro de Defensa hondureño, José Manuel Zelaya, hijo del acusado y sobrino de la presidenta.

Y en las últimas horas la presidenta Xiomara Castro ha presentado el segundo borrador para la instalación de la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH), al Secretario General de la ONU, António Guterres. Este tipo de organismos no son más que instrumentos formulados por los organismos internacionales para ocuparlos a la conveniencia de los intereses de Estados Unidos en su injerencismo en la región. Si ya la embajadora estadounidense en el vecino país, Laura Dogu, comanda la desestabilización contra el gobierno de izquierda hondureño, con la COCIH tendrá más herramientas para usarla en su misión de reconquistar Honduras.

¿Y en nuestro país?

El gobierno del Presidente Bukele se caracteriza por el ultra pragmatismo político y por la capacidad de manipular la opinión ciudadana. Esta capacidad de modificar, incidir y hasta construir opiniones cercanas a lo irracional y alejadas de toda verdad objetiva, tiene a su base el uso del neuromarketing, el uso del Big Data y el gasto diario de millones de dólares en publicidad engañosa. Sin embargo, esta realidad emocional de lograr hacernos creer que somos el “Singapur centroamericano” tiene sus límites, en especial cuando las contradicciones económicas afectan directamente la vida de las familias salvadoreñas.

Para el Centro de Estudios Schafik Hándal (CESH), realizar análisis de coyuntura nacional desde la óptica del pueblo trabajador, en especial cuando urge tomar acciones y estrategias que logren articular a las fuerzas organizadas populares a luchar unidas contra las políticas de odio y desigualdad que enfrentan los pobres y sectores medios de la sociedad.

La profunda crisis nacional marcada por el alto costo de la vida, el desempleo, el incremento de la pobreza, la baja producción de alimentos y la corrupción contrasta fuertemente con los discursos del Ejecutivo, en especial cuando se han conocido de manera pública y notoria graves casos de nepotismo, enriquecimiento irregular y sospechas de malversación de recursos a todo nivel del gobierno.

Esta crisis, propia del sistema capitalista, está caracterizada por el ultra-neoliberalismo que implementa el régimen. La desesperación del gobierno por lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) está acelerando las políticas equivocadas de reducir programas sociales, eliminar conquistas laborales (escalafones, prestaciones laborales), despidos masivos, disminución de presupuesto en áreas vitales, endeudamiento acelerado y privatizaciones.

El Gobierno de Nuevas Ideas ha incrementado la deuda en $11,604 millones ($30,845 millones de deuda total hasta mayo de 2024). En el Presupuesto General de la nación se tenía una deuda proyectada de $710.9 millones hasta junio, pero la deuda adquirida llegó a $1,699.6 millones ($1000 en bonos, $508.5 en LETES/CETES y otros $191.1 millones), mientras la pobreza incrementó de 22.8% al 27.2%, y la inversión en educación se ha reducido, solo a la Universidad de El Salvador UES se le adeuda $44,532,617.33, y Hacienda le ordena congelar presupuesto para el año 2025.

El alto costo de la canasta básica tiene como causa la baja productividad nacional, por la baja inversión pública. A junio de este año el monto ejecutado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería fue de sólo $27.9 millones (17.5% de ejecución). Uno de los más bajos.

Por otro lado, datos oficiales del gobierno reflejan la reducción en la ejecución presupuestaria por el orden de $400 millones de dólares en el área de desarrollo social, donde solo el área de salud tiene una reducción de más de $230 millones, así como la inversión en infraestructura pública es alarmante, llegando a  $99.3 millones (7.6% de ejecución a junio 2024), mientras el Ministerio de Obras Públicas solo tiene el 21.5% de inversión, situación que se evidencia con el mal estado de las calles e infraestructura vial en general.

Por lo tanto, el anuncio del presidente sobre el Presupuesto General 2025 sin deuda, es solo un anuncio que busca desesperadamente coquetear con el FMI y generar especulación positiva hacia los tenedores de bonos, mientras los datos y la realidad concreta del pueblo salvadoreño dictan y dirán otra cosa.

En conclusión, la realidad virtual y de repello propagandístico del gobierno se está enfrentando contra la pared que se llama realidad en crisis, de abandono a los trabajadores públicos, precarización de trabajadores por cuenta propia, abandono de inversión pública en salud, educación y el incremento de la corrupción.

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